LAS PENSIONES ESPAÑOLAS

"CRISIS DEL PETRÓLEO DE 1973"


La crisis del petróleo llegó a España en el tramo final del franquismo, en unos años de máxima incertidumbre con un contexto económico vulnerable. A pesar de la trascendencia de esta crisis, muchos economistas insisten en que España ya arrastraba graves problemas desde hace un tiempo.

Cabe destacar cómo la dictadura franquista se había asentado sobre un modelo autárquico que había debilitado hasta el extremo la economía de España. Sin embargo, a partir de los sesenta se implantan objetivos de aperturismo a través del Plan de Estabilización de 1959. A pesar de que gracias a esto España vivió un desarrollo “milagroso”, estaba asentada en errores estructurales realmente intensos.  
  
Se promovían actividades que produjesen ganancias fáciles ya que daban una falsa sensación de “bienestar en el régimen”, en otras palabras, para desviar el punto de mira. Como era de esperar, era un “aparente bienestar” donde se abusó de la inflación.

Por otro lado, la apuesta por la industria promovió la migración de los campos a la ciudad, que no tenía suficiente trabajo para tanta mano de obra, mientras que las zonas agrícolas no se modernizaron y quedaron en buena parte desiertas y olvidadas. La concentración del desarrollo en la zona noreste del país (entre Madrid, Bilbao, Barcelona y Valencia) solo benefició a los núcleos urbanos y gran parte de la población que había quedado desempleada se vio obligada a emigrar a otros países europeos. 

Además, la inversión industrial estaba condicionada por intereses políticos, lo que a su vez propició crisis como la del caso Matesa. A esta situación, se le suman algunos problemas que venimos acusando todavía en la actualidad, como la falta de inversión en investigación científica, la cual claramente no contribuye a un desarrollo económico sino todo lo contrario.

En consecuencia, el desarrollismo franquista logró un crecimiento económico espectacular a costa del sector primario, de miles de emigrantes trabajadores y a través de cambios que no modificaron los fallos estructurales. De ahí, que cuando llegó la crisis del petróleo en 1973 no se supo afrontar con eficacia.

Cabe destacar como el precio del petróleo aumentó de los 3 dólares por barril en octubre de 1973, a casi 12 dólares en enero de 1974, lo que supuso un aumento de unos 2.500 millones de dólares de la inversión total en este producto. Concretamente, en España, cuyo consumo energético dependía en casi un 70% del petróleo, esta subida iba a tener consecuencias devastadoras. Como primera actuación, el Gobierno se planteó entonces aliviar parte de la carga financiera de los consumidores, y redujo los impuestos sobre el petróleo.

Como consecuencia, España crecía mucho más rápido que sus vecinos europeos, pero también acumulaba una deuda exterior de más de 4.000 millones de dólares, un importante déficit de Estado y medio millón de parados. Además, la inflación se había impuesto como tendencia al alza en el país y, para 1976, ya alcanzaba una subida del 20% anual.

Esta es la situación económica en la que se encontró la democracia en sus primeros momentos, mientras pugnaba por hacerse hueco entre las instituciones franquistas y sacar adelante la nueva Constitución. Para ello, el Gobierno de Adolfo Suárez llegó a un acuerdo con los partidos políticos con representación en el Congreso de los Diputados y, en octubre de 1977, se firmaron los Pactos de la Moncloa. En ellos, se plantearon  medidas económicas a corto plazo. Gracias a ello, se consiguió reducir la inflación un 10% y acabar con el déficit por cuenta corriente. 
Fuente de información: aquí
 
Una crisis del petróleo que elevó la inflación al 22% 
Vídeo ilustrativo: pincha aquí
 

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