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En el post de hoy, se podría comparar la pandemia actual con una afirmación de Bill Gates relacionada con la tecnología. Concretamente, Bill Gates, afirma que se suele sobreestimar el impacto que tendrá la tecnología a corto plazo, pero que se subestiman sus efectos a largo plazo; de igual manera ocurre con el COVID-19, el cual es un hecho actual pero va a perdurar a lo largo del tiempo y ha “dejar marca” en todos nosotros tanto física como emocionalmente, así como en diversos aspectos de nuestra vida incluso diaria.
En el post se propone una síntesis de varias cuestiones clave, basadas en el COVID-19.
Primero de todo, la repercusión en el turismo. El turismo se ha convertido en el sector que más riqueza aporta a la economía española, de ahí que, (junto a la hostelería), pueda ser el cambio más importante en la estructura económica de España en una década.
Por otra parte, se ha dado un aumento en la tasa de ahorro de las familias, lo cual es lógico ya que ha ido un periodo de riesgo e incertidumbre, no solo en el ámbito de la salud sino también en el económico. La población ha consumido menos debido entre otros factores, a esa inseguridad y miedo, o directamente por las restricciones a la movilidad y apertura de locales para evitar el contagio entre personas.
Por otro lado, ha habido una menor sensibilidad del empleo a la evolución del PIB. Pese a una reducción de la actividad este año de alrededor del 11%, la destrucción de puestos de trabajo estará por debajo del 3%.
Es de vital importancia plantearse el uso de reformas que mejoren la capacidad de producción española, y por supuesto considerar cómo pueden contribuir al turismo. Es así que se tiene en cuenta el uso de fondos con origen del NGEU, lo que consiste en que en los próximos siete años la UE inyectará más de 1,8 billones de euros en la economía europea. Así, se da a conocer el funcionamiento y los fondos del nuevo plan de recuperación para Europa “Next Generation EU”. Ofrece una formación innovadora sobre los mecanismos de financiación existentes para co-financiar iniciativas y proyectos de innovación, promoción económica, empleo, transición digital y ecológica, movilidad, eficiencia energética, educación, derechos, cultura o resiliencia.
Por último, habrá que apoyar a los trabajadores que se vean obligados a migrar hacia otros sectores; reducir la incertidumbre sobre los pasivos contingentes en el sector público, (obligación posible, surgida a raíz de sucesos pasados); facilitar la reestructuración financiera de las empresas; y rehacer nuestro mercado laboral tomando las mejores prácticas existentes.
En el post se propone una síntesis de varias cuestiones clave, basadas en el COVID-19.
Primero de todo, la repercusión en el turismo. El turismo se ha convertido en el sector que más riqueza aporta a la economía española, de ahí que, (junto a la hostelería), pueda ser el cambio más importante en la estructura económica de España en una década.
Por otra parte, se ha dado un aumento en la tasa de ahorro de las familias, lo cual es lógico ya que ha ido un periodo de riesgo e incertidumbre, no solo en el ámbito de la salud sino también en el económico. La población ha consumido menos debido entre otros factores, a esa inseguridad y miedo, o directamente por las restricciones a la movilidad y apertura de locales para evitar el contagio entre personas.
Por otro lado, ha habido una menor sensibilidad del empleo a la evolución del PIB. Pese a una reducción de la actividad este año de alrededor del 11%, la destrucción de puestos de trabajo estará por debajo del 3%.
Es de vital importancia plantearse el uso de reformas que mejoren la capacidad de producción española, y por supuesto considerar cómo pueden contribuir al turismo. Es así que se tiene en cuenta el uso de fondos con origen del NGEU, lo que consiste en que en los próximos siete años la UE inyectará más de 1,8 billones de euros en la economía europea. Así, se da a conocer el funcionamiento y los fondos del nuevo plan de recuperación para Europa “Next Generation EU”. Ofrece una formación innovadora sobre los mecanismos de financiación existentes para co-financiar iniciativas y proyectos de innovación, promoción económica, empleo, transición digital y ecológica, movilidad, eficiencia energética, educación, derechos, cultura o resiliencia.
Por último, habrá que apoyar a los trabajadores que se vean obligados a migrar hacia otros sectores; reducir la incertidumbre sobre los pasivos contingentes en el sector público, (obligación posible, surgida a raíz de sucesos pasados); facilitar la reestructuración financiera de las empresas; y rehacer nuestro mercado laboral tomando las mejores prácticas existentes.
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